Los habitantes de Saint- Pandelon, pequeño pueblo situado en la región francesa de Aquitania, viven atemorizados por la frecuente e inexplicable lluvia de excrementos, que castiga a la localidad desde mayo. Hasta el momento se desconocen las causas del increíble fenómeno.
Las hipótesis y especulaciones manejadas son diversas, y algunas casi tan absurdas como el propio fenómeno de la lluvia fecal. Sin embargo, con explicaciones o sin ellas, lo cierto es que el pequeño pueblo francés de Saint Pandelon sufre desde el pasado mes de mayo frecuentes lluvias de mierda, con las obvias consecuencias que todos podemos imaginar.
La localidad, situada en la zona de los pirineos y cerca de bayona, cuenta con sólo 750 habitantes y es fácil que el viajero apresurado se saltee su acceso en la ruta. Sin embargo, últimamente es más sencillo arribar al lugar ya que "el olor indica dónde es", según afirma la crónica del periodista Miguel Molina publicada por BBC.
Ls pobladores coinciden en señalar una tarde de mayo como el momento de la primera lluvia fecal caída sobre la localidad. A partir de se momento, las nauseabundas precipitaciones se repiten con enorme frecuencia, asolando siempre una misma parte del poblado.
"La semana pasada estaba hablando con mi vecina Jeannie cuando de pronto cayó una cosa inmunda en su ventana", narra Boiselle, alcalde del poblado. Su testimonio es uno de los tantos que han trascendido las fronteras de la localidad y del país. Desde hace dos meses, los pandeloneses viven en permanente tensión, precaviéndose de los excrementos que llegan desde el cielo, procurando tener todos sus objetos a buen recaudo, y mirando hacia arriba como si aguardaran la parusía.
"Es desagradable y preocupante. Una ya no come frutas ni verduras locales. Y ya ni le digo de las albercas", afirma Gaby Bidoret, vecina del pueblo.
Hasta el momento, las hipótesis para revelar el misterio no han sido satisfactorias. Un laboratorio de la región tomó muestras de la extraña lluvia, y sus análisis corroboraron lo que todo el pueblo ya sabía: se trataba de caca. Las pruebas de laboratorio pudieron establecer que no se trata de excrementos humanos, sino de animales, aunque no se pudo especificar hasta el momento a qué clase de animal pertenecen.
En principio, los pobladores supusieron que alguna aerolínea les estaba jugando una mala pasada, vaciando los baños de sus aparatos mientras sobrevolaban la zona. Sin embargo, las autoridades de aviación civil informaron que es imposible que un avión deje caer ese tipo de carga mientras vuela a diez mil metros con cabina presurizada. También se habló de repentinos golpes de mar, o vientos fuertes que trajeran aguas mefíticas provenientes de un bosque próximo. Sin embargo, la presencia sólida y tangible de los excrementos obligó a descartar esas teorías.
Posteriormente se manejó la posibilidad de que los excrementos pertenecieran a vencejos, aves migratorias que se alimentan y excretan en pleno vuelo. Sin embargo, no hay registro de fenómenos similares en ningún otro punto de la ruta migratoria de dichas aves, que recorre África de norte a su y buena parte de de Europa.
Mientras aguardan por la resolución del misterio, los pandeloneses no tienen más remedio que tomar mil y un precauciones antes de salir a la calle, y confiar en aquello de que "siempre que llovió, paró"
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