Muchos son los misterios que rodean la vida del gran genio Leonardo da Vinci, hoy les voy a comentar sobre el fresco de la Batalla de Anghiari. A diferencia de otros misterios creados para vender libros, este trata de una obra perdida de Leonardo de la que se conoce prácticamente todo. Se sabe cuando la hizo, cómo la hizo, con quien la hizo, por qué la hizo, el aspecto que tenía e incluso se sabe dónde está. El problema es que hace casi quinientos años que nadie la ve.
Copia de la batalla de Anghiari realizada por Rubens |
Debemos remontarnos a 1503, cuando Leonardo recibe el encargo de decorar una de las dos grandes paredes del salón de los quinientos en Florencia. Para esta obra Leonardo compartiría trabajo con el otro genio del renacimiento: Miguel Ángel. Cada uno pintaría una pared representando una batalla. Concretamente Leonardo pintaría la pared derecha y la izquierda le fue encargada a Miguel Ángel.
Leonardo eligió pintar la batalla de Anghiari, en la que vencieron los florentinos y Miguel Ángel representaría un episodio de La batalla de Cascina, acaecida en 1364 cuando las tropas florentinas que se estaban bañando en el Arno se alertaron ante un posible ataque de sus enemigos de Pisa. Las dos pinturas debían tener 7 metros de alto y 17 de largo. El contrato de Leonardo fue firmado nada menos que por Maquiavelo. Esta fue la única vez que los grandes genios compartieron trabajo.
En 1505 Miguel Ángel abandona tempranamente la obra cuando apenas tenía hecho el esbozo sobre la pared ya que es requerido por el Papa Julio II para realizar las tumba del papa.
Leonardo por su parte decide no utilizar la técnica del fresco debido a una mala experiencia anterior dada en su obra “La Última cena” y se decanta por emplear el encausto. El encausto es una antigua técnica donde la fijación de los colores a la pared se consigue aplicando mucho calor. Leonardo da Vinci realiza algunas pruebas en su taller usando hornillos y además montó un ingenioso andamio que podía alzarse o doblarse del mismo modo que un acordeón.
Copia en color |
Cuando la obra estaba prácticamente finalizada aplicaron calor con un hornillo de carbón de leña para que la pintura secara rápidamente. Pero cuando lo hicieron en la gran cámara los hornillos sólo secaban la parte baja; la parte superior se desprendió a pedazos, como pasta mojada, los colores se mezclaron debido a que no se pudieron secar suficientemente rápido. Entonces Leonardo abandonó el proyecto.
A pesar del desastre la obra estaba prácticamente acabada. Y a pesar de los daños en la parte alta la Batalla de Anghiari permaneció expuesta en el Palazzo Vecchio durante varios años; muchos la vieron, muchos la reprodujeron también, y entre ellos estuvo Rubens, que recopió la parte central, de manera que gracias a este dibujo, tenemos una idea de cómo era el fresco de Leonardo.
Las pinturas inacabadas de Miguel Ángel y Leonardo permanecieron en la misma habitación juntas durante casi una década (1505- 1512). Años más tarde el cartón de la pintura de Miguel Ángel fue cortado en trozos por Baccio Bandinelli por celos en 1512. Posteriormente en 1555, unas obras de reforma en la sala de los quinientos terminaría por hacer desaparecer la Batalla de Anghiari no sin que antes, algunos artistas realizaran distintas copias y versiones.
Fue descrita así:
“Sería imposible expresar la inventiva del dibujo de Leonardo para los uniformes de los soldados, que esbozó en toda su variedad, o las crestas de los yelmos y otros ornamentos, por no mencionar la increíble habilidad que demostró en la forma y los rasgos de los caballos, que Leonardo, más que ningún otro maestro, creó en toda su osadía, músculos, y graciosa belleza”. (Giorgio Vasari)
Aquí nace el misterio: La pared donde pintó Leonardo existe en la actualidad y se sabe cuál es. Sobre esa pared ahora hay otro gran fresco pintado por Giorgio Vasari, que fue el encargado de la reforma de la sala. Vasari, sin duda alguna, era un gran admirador de Leonardo por lo que no es descabellado pensar que hizo lo posible por respetar la obra del gran maestro.
Fresco de Vasari en la sala de los quinientos |
Maurizio Seracini, un experto italiano en análisis de arte de alta tecnología, cree que detrás de uno de estos murales de Vasari, la Batalla de Marciano en Val di Chiana (1563), está escondido el fresco original de Leonardo da Vinci. Sobre lo alto del fresco de Vasari, a 12 metros del suelo, un soldado florentino mueve un estandarte verde con las palabras «Cerca trova» («El que busca encuentra»). Estas palabras enigmáticas parecen ser una pista de Vasari, quien siempre habló en términos de gran consideración hacia los frescos de Leonardo da Vinci. Vasari sintió una gran admiración por Leonardo y no habría probablemente osado destruir una obra suya.
Seracini cree que es improbable que Vasari destruyese la obra de su predecesor durante su renovación del Salón de los Quinientos y que habría intentado salvar de algún modo la pintura.
Usando técnicas no invasivas, como radar de alta frecuencia que penetra en la superficie y utilizando una cámara termográfica se encontró que Vasari había construido otra pared en frente de la pared oriental donde se documentó la existencia del fresco original de Leonardo da Vinci. Además se encontró un hueco de 1 a 3 centímetros entre las dos paredes, suficientemente grande para que se conservase el antiguo fresco.
El problema reside en si es ético estropear otra gran obra de arte para rescatar la de Leonardo. Además, con el peligro añadido, de que encima de estropear una gran pintura, la obra de Leonardo no esté o se encuentre muy deteriorada.
Fresco de Vasari |
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