
Al igual que muchos descubrimientos, la causalidad juega un importante papel, y así fue también esta vez. Durante una inspección submarina rutinaria en los alrededores de la isla de Yonaguni (colindante con Taiwán) los científicos del Centro Geológico Oceanográfico de la Universidad de Ryukyu en Okinawa, se toparon con una estructura que se encuentra a unos 200 metros de la región de Arakawabana, y que no parece ser producto de la naturaleza, sino que se le atribuye a la intervención de la mano del hombre.
Fueron descubiertas alrededor de 1985, por el submarinista japonés Kihachirō Aratake, quien las halló por casualidad. Se trata de un megalito, que probablemente estuvo fuera del mar durante las eras glaciares, con formas en su superficie...